Era menester que tuviera una resurrección, para que nosotros, que un día seremos los muertos en Cristo, resucitemos primero, y nos plantemos sobre la tierra en cuerpos gloriosos. Y era menester que ascendiera a lo alto para llevar cautiva la cautividad, para encadenar a los demonios del infierno, para atarlos a las ruedas Su carruaje y arrastrarlos cuesta arriba a la colina del alto cielo, para hacerles vivir una segunda derrota que será infligida por Su diestra cuando los arroje desde los pináculos
Volume 1, Number 5, Page 2